El pasado 4 de junio los medios transmitieron el suceso del lanzamiento de un cohete y cápsula tripulada de la empresa SpaceX, propiedad del magnate Elon Musk.
El lanzamiento de un cohete tripulado no es algo excepcional, pero esta ocasión encierra hechos novedosos y que creemos dignos de destacar.
Si bien las empresas norteamericanas y europeas han participado desde el principio como proveedores de la industria aeroespacial, siempre estas operaciones fueron supervisadas y planeadas por gobiernos u organismos estatales.
Si bien la Nasa tuvo alguna participación secundaria proveyendo la torre de lanzamiento, quien desarrolló y planificó esta misión fue una empresa privada.
Por lo tanto estamos ante un nuevo escenario, en donde el espacio exterior dejaría de ser el lugar de rivalidades entre países, para ser el ámbito de futuras disputas entre grandes corporaciones.
La pregunta que nos hacemos y compartimos con los seguidores de El Observatorio del Trabajo es:
Si hoy en nuestro planeta sufrimos las consecuencias del accionar irracional de la búsqueda de rentabilidad a costa de: contaminación ambiental, pérdida de biodiversidad; apropiación y rapiña de recursos naturales…..
¿Ante la conquista del espacio por parte del libre mercado, no es hora de que la humanidad piense antes que sea tarde en establecer regulaciones y responsabilidades adecuadas para este nuevo escenario?