Harvard Business Review elaboró una lista con algunas recomendaciones para intentar que lo odies, o al menos no la pases tan mal.
1. Si no puedes estar en el trabajo que amas, ama el trabajo en el que estás. La idea es que enfoques tu energía en las oportunidades que tu trabajo te puede ofrecer, desde experiencias hasta nuevos puestos que signifiquen un crecimiento profesional.
2. Construye relaciones profesionales. Todos los trabajos ofrecen la posibilidad de construir relaciones profesionales y conocer a nuevas personas. Aprovecha tu tiempo para hacer buenos contactos, ya que estos son los que en un futuro te pueden llegar a acercar nuevas oportunidades.
3. Aprovecha la experiencia como crecimiento personal. Las situaciones que nos incomodan o que no nos hacen sentir bien puede ser una buena oportunidad para desarrollar algunas habilidades – como agilidad, resiliencia, ingenio y más- que te servirán no solo para futuros trabajos sino también en tu vida privada.
4. Analiza si lo que no te gusta se puede cambiar. Quizás puedes acercarte a tu jefe para plantearle cuáles son las cosas o situaciones que te molestan y así intentar encontrar una solución. Estas conversaciones suelen tener muy buenos resultados, ya que muchas veces ese mismo problema afecta a más de una persona solamente que no lo dicen.
5. Intenta no repetir el mismo patrón. Si decides finalmente renunciar a tu trabajo analiza las situaciones o cosas que verdaderamente no te gustaron y las que no estás dispuesto volver a experimentar. De esta manera vas a poder considerar más objetivamente las nuevas propuestas que te lleguen para evitar volver a elegir un mal espacio de trabajo.
