Si algún lector me sigue en esta newsletter advertirá que las ficciones ejercen una influencia muy importante en los artículos que escribo; me invitan a viajar, recordar historias, acercar experiencias y lugares que dejaron huellas a lo largo del tiempo. Tan así es que; que recordé la película, sobre la vida de confusión mental y corporal de Van Gogh, titulada En las puertas de la eternidad (2018), después de haber leído los datos publicados por el gobierno argentino con los resultados de las pruebas de evaluación internacionales[1] aplicadas a alumnos de primaria y secundaria. Así como el director del film expresaba magistralmente la confusión de sonidos e imágenes del pintor, el libro La tragedia educativa que Guillermo Jaim Etcheverry escribió en 1999 mostró con números y palabras la real dimension de la ignorancia. Lo que siguió a La tragedia… no fue significativamente superador.

¿Será la tragedia educativa producto de una confusión socio- pedagógica que nos viene acompañando durante los últimos 25 años?
La tragedia según la Real Academia Española es un término polisémico, es decir, de muchos signifcados. Uno de los usos más corrientes es el de género literario, pero el que asumimos en este artículo se refiere a una situación o suceso luctuoso o lamentable que afecta a las personas o sociedades humanas. El actual estado de la educación argentina no es bueno, salvo honrosas excepciones y no escapa a la consideración de los lectores. A los datos publicado por la OCDE en referencia a la educación argentina desde el 2000 hasta 2023 aplica “Todo es igual, nada es mejor…” (Cambalache, 1934). Si le hiciéramos una entrevistas a Etcheverry tal vez nos diga que la tragedia continua. Veamos:
Materias Años | Lengua | Matemática | Ciencia |
2000 | 4.18 | 3.88 | 3.96 |
2006 | 3.74 | 3.81 | 3.91 |
2023 | 4.01 | 3.78 | 4.06 |
Figura 1: Evolución de los resultados- promedio de las evaluaciones PISA en Argentina.
Ministerio de Educación de la Nación
La Tragedia, en version película, muestra el desacierto de las políticas educativas, el calvario de los niños y jóvenes en la escuela, el desamparo y desorientación de docentes y directivos y la confusión generalizada de la comunidad que no sabe cómo se debería llevar adelante el proceso de aprendizaje para ofrecer más y mejor educación para todos. A pesar de los casi 25 años de la publicación del libro los resultados no han mejorado como lo muestra la Figura 1 y en algunos casos han empeorado.
Pero, referirme solo a los resultados cuantitativos, sin querer descalificarlos, sería al menos una visión parcial de mi parte. El desafío de la equidad (2004) según Juan José Llach es otro de los pendientes que agregaría a la tragedia y se vincula con que la educación más y mejor para todos significa reconocer a la diversidad y educar en consecuencia. Otra asignatura pendiente. Esos datos se corroboran en el informe “Desigualdad y aprendizajes. Comparaciones entre Argentina y América Latina”, del Observatorio de Argentinos por la Educación que advierte las sobre las inequidades.
Invito al lector a retomar la tragedia desde el estado de confusión a la que me refiero al comienzo y recordar los avances tecnológicos tales como el acceso a las calculadoras, las películas en video, la música en casettes y CD de fines del Siglo XX usados en algunos casos, como motivadores del aprendizaje o como optimizadores del tiempo en el caso de las calculadoras. Imperceptiblemente, tal vez, esas tecnologías fueron modificando no solo nuestra relación con las cosas sino también con “los otros” sociales. La rapidez, la velocidad, la simultaneidad e impaciencia frente a la espera conllevan a la atención superficial, la prevalencia de lo reducido, lo individual, el deseo y hasta la violencia cuando lo respuesta no es instantánea…entre muchas otras actitudes que afloran en el día a día en la calle y se reflejan en las instituciones educativas.Hoy, además encontramos, entre las paredes del aula, alumnos y profesores con sus teléfonos celulares y todo lo que es accessible desde esos dispositivos incluyendo la Inteligencia Artificial. Se podría decir que son parte del esquema corporal de la mayoría de los actores que están dentro y fuera de la escuela o la universidad. Y aparece la confusión con los dispositivos que actúan como humanos -pero no lo son-– Confusiones en las instituciones educativas por el acceso y uso desparejo entre los estudiantes y por la falta de evaluación de la efectividad de los resultados. Confusión en los alumnos que los usan para copiarse para ganar una aprobación sin darse cuenta que pierden la capacidad de desarrollar competencias necesarias para la vida y el trabajo. Confusión generalizada de las familias y de la comunidad sobre la función y el valor de lo que las instituciones educativas enseñan y ofrecen.
Tanto Etcheverry como Juan Carlos Tedesco ex- funcionario de UNESCO y Ex-Ministro de Educación proponen un nuevo contrato educativo. Sería más preciso decir un nuevo pacto socio-pedagógico/educativo con el fin de desafiar la tragedia confusa con claridad de objetivos. Y la cuestión hoy no pasa solo por los contenidos sino también como señalara Fernando Savater (rescatado por Etcheverry)pasa por buena parte del destino de un país porque… la convivencia democrática se defiende o se piede en la escuela.
¿Qué se puede hacer? Como dice el Himno a Sarmiento: …Por ver grande a la patria …luchar con la acción, la pluma y la palabra. De eso se trata, en este lugar, brego con la pluma para llamar la atención de todos, de los que reciben los servicios en forma directa o indirecta, de las autoridades encargadas de diseñar políticas educativas, del ciudadanos de a pie, para que se logre un pacto socio- educativo claro y preciso que abandone la confusión para que la tragedia se reconvierta en una obra de arte en permanente construcción, revisión y mejora. Para que la educación sea una política de Estado independientemente de los cambios de gobierno y bandería política. Y será posible como escribió Séneca: si, Mientras vivimos, mientras estamos entre seres humanos y cultivamos nuestra humanidad.
[1] Hago referencia a las evaluaciones conocidas como PISA por su sigla en inglés del: Programme for International Student Assessment.

Ana María Lamas. Dra. En Filosofía y Educación (Madrid)
Posdoctoral en Educación a Distancia (México).
Posgrado Especializado en Periodismo y Ciencias de la Información (Santander).
Lic. en Ciencias de la Educación (UBA).
Premio “Excelencia Educativa” por Cámara de Comercio Mercosur.
Actualmente es:
Evaluadora concursada del Programa de Internacionalización de la Educación Superior Y Cooperación Internacional
Conferencista Internacional
Publica papers, libros, artículos en revistas académicas y de divulgación científica.
Directora de proyectos de investigación en organizaciones intermedias y alumnos de posgrado.
Columnista en radios y en la newsletter OdT.
Cargos anteriores
Fue Directora de la Lic. en Periodismo de Universidad Maimónides, docente de UBA y otras universidades argentinas y extranjeras en grado y posgrado.
Contenidista en el Programa Erasmus Mundus de la Unión Europea para la educación a distancia.
Fue fundadora y madrina de FM Peregrina. Subdirectora de Educación de la Municipalidad de General Villegas.
dra.alamas@gmail.com
LinkedIn: Ana Lamas