La pandemia del coronavirus puso el mundo patas para arriba. Si bien la mayoría de los sectores productivos se ven afectados, hay algunos más complicados que otros. entre ellos el turismo rural.
Para tratar de reanimarlo, desde la Secretaría de Turismo de la Provincia de Santa Fé están barajando estrategias de diversa índole para reactivarlo.
La realidad es que el turismo rural nunca estuvo en el radar de las agencias de turismo, pero estas con vuelos cancelados y una demanda desplomada, pueden ser convocadas para una sinergia uniendo fuerzas de ambos sectores.
También evalúan la opción del turismo educativo, un tipo de actividad muy fuerte en la provincia, pero con la apertura y cierres se cayó por completo.
Asimismo alentarían el turismo rural comunitario, que ya se viene dando en localidades como Avellaneda y Villa Ocampo quienes mostraron un gran avance en la utilización de redes sociales, es decir una adaptación tecnológica.
Además hay privados que buscan reinventarse apostando a la ruralidad. Tales son los casos de los isleños que investigan cómo armar nuevas propuestas gastronómicas, planificar paseos en bote por los Humedales, entre otras opciones.

Pero no todo es color de rosa. En el intento se van encontrando con trabas. Hay un gran porcentaje de propietarios que no se anima a recibir visitantes por el tema del contagio.
Con el distanciamiento social como modo más efectivo hasta el momento para evitar colapsar el sistema sanitario, y hasta la aparición de un tratamiento disponible para toda la población, es muy factible que se alterne entre estos ciclos: flexibilizar actividades y cerrarlas, con la consiguiente prolongación del impacto negativo en la actividad.
Más allá de las buenas intenciones, hay hechos reales concretos que demuestran que la actividad en estos momentos está paralizada con un impacto directo en dueños y empleados de locales de gastronomía, artesanía, y todos los comercios y servicios relacionados directamente al rubro.