Los Alfas, hijos de los Millennials, son la primera generación completamente del siglo XXI. A diferencia de las anteriores generaciones reciben su primer celular a los nueve años, Estos chicos interactúan con chatbots, juegan con dispositivos IoT y no conciben otra forma de información que en tiempo real.
Es cierto que los Alfas verán más progreso en los vehículos eléctricos autónomos que en los automóviles comunes. También les llegará la pizza en dron y la segunda opinión médica sobre una resonancia magnética será de IA.
Pero, si se puede proyectar la experiencia de la pandemia, la brecha entre ricos y pobres tendrá consecuencias tangibles en el caso del acceso a esta tecnología.
Lo dijo el Fondo Monetario Internacional (FMI) tras un estudio técnico sobre dos países, “uno avanzado y el otro en desarrollo”, centrado en “tres factores de producción: mano de obra, capital y robots”. Las nuevas tecnologías como la IA “amenazan con ampliar la brecha entre los países ricos y pobres al desviar la inversión hacia las economías avanzadas, donde la automatización ya está consolidada”.
Eso tendría consecuencias negativas para el empleo en los países pobres, “ya que amenazaría con reemplazar, en lugar de complementar, su creciente fuerza laboral”.
Actualmente, el costo del acceso a la mejor versión de ChatGPT es de USD20, mientras, por ejemplo, el salario mínimo en Kirguistán es de USD 26; o el de Tanzania de USD 56.
La expansión de la IA y sus desarrollos más significativos no se distribuyen de manera uniforme y su concentración notable en ciertos países profundiza el desequilibrio. Millones de chicos en países subalternos tienen un nivel socioeconómico y educativo que no les permite enfrentar esa brecha de IA en el futuro inmediato. Y en 2030 el 10% de la fuerza laboral global será Alfa.
Acaso porque son chiquitos, los Alfas muestran preocupación por las realidades más duras: según un estudio de VML, el 59% de ellos quiere trabajar salvando vidas y el 51% desea emplear la tecnología para marcar una diferencia. Su otra gran preocupación es el cambio climático: según YPulse, el 87% de los adolescentes de 13 a 15 años creen que depende de su generación detenerlo.
Y probablemente porque son chiquitos, los Alfas no se preocupan aún por el surgimiento de una élite tecnológica con gran poder social y económico; tan grande que podría desafiar conceptos básicos con los que crecieron los X, los Millennials y los Centennials, como la libertad y la democracia.
Fuentes:
Jorge Potente, investigador social noticias OdT| El Observatorio del Trabajo