El consumo es el uso de bienes y servicios para satisfacer al consumidor directamente (ropa, comida, herramientas) o para satisfacer las necesidades de producción o servicio de una organización (recursos naturales o productos intermedios). En sociedades poco avanzadas, el consumo es un acto primario para la satisfacción de las necesidades más básicas. En sociedades más avanzadas abundan en cantidad y variedad los bienes de consumo, por lo cual adquirir un producto en detrimento de otro implica tomar una decisión. Esta decisión está influenciada por principios personales o sociales que delimitan el precio que un individuo u organización está dispuesto a pagar y el esfuerzo (o inversión) que está dispuesto a hacer para adquirir un determinado producto.
Cada vez más gente se interesa por la procedencia, composición, producción y comercialización de los productos que adquirimos cotidianamente, hasta el punto de convertirse en criterios de selección contundentes. Cuando sectores de la sociedad comienzan a ser conscientes de las consecuencias sociales y ambientales -en forma de pobreza, desigualdades sociales, daños a la salud o incluso guerras- de sus decisiones como consumidores, aparecen movimientos sociales y líderes empresariales con voluntad de revertir las malas prácticas de fabricación o producción en el seno de la ética social y empresarial, para la recuperación de los valores sociales y ambientales fundamentales.

De esta conciencia colectiva han surgido movimientos organizados, corrientes empresariales, o la economía restauradora, que impulsan nuevas maneras de consumir y hacer negocios. Un nuevo paradigma de consumo basado en el valor de las personas y el medio natural y en la necesidad de preservar los ecosistemas.

Ser conscientes de cómo y qué consumimos
No es lo mismo comprar una leche de un pequeño productor regional que de una empresa parcial o totalmente multinacional. O disfrutar de una cerveza artesanal elaborada en alguna de las fábricas locales, que comprar una de marca conocida, pero que ahora pertenece íntegramente al líder mundial del rubro. Con nuestra elección podemos aportar también para que un emprendimiento local crezca y se desarrolle. Porque consumir productos hechos en nuestra zona geográfica no significa que el dinero que invertimos en ellos quede automáticamente en el país. Las empresas multinacionales suelen atender a los requerimientos de sus accionistas, y ello incluye la transferencia afuera de Argentina de las ganancias generadas en territorio nacional.
Con su sello, Bien Argentino apuesta a la soberanía económica. Por eso invitamos a pymes y productores locales y regionales a sumarse a nuestra red para continuar construyendo un país más soberano.

Fuente: Andrea Fontana. Directora de Comunicación de Bien Argentino