La idea de inversiones de impacto es una de las más promisorias para mejorar la eficiencia social de un mundo con muy elevadas cifras de pobreza, desigualdad, y exclusión,y enfrentado al cambio climático. Se trata básicamente de diseñar inversiones que al mismo tiempo que generan retornos, produzcan valor agregado social y ambiental. Se orientan a áreas críticas para el bien común como entre otras la de energías renovables, la agricultura sostenible, la provisión de agua potable, e instalaciones sanitarias adecuadas (hay 4200 millones de personas sin ellas). Son empresas que” al mismo tiempo que lo hacen bien, hacen el bien”.
Estas inversiones , están atrayendo a las nuevas generaciones de jóvenes empresarios, gerentes, e inversores. Ello se refleja en las escuelas líderes en la formación de gerentes Master in Business Administration (MBAs).
Como resalta The New York Times, hace 10 años los cursos más asistidos eran teoría de los juegos, valoración de acciones y negociación de fusiones empresariales.
Hay un cambio dramático. Los que interesan más ahora, tienen que ver con temas como gestión de inversiones de impacto, emprendedurismo social, y incidencia financiera del cambio climatico. La Escuela Wharton de Gerencia de la Universidad de Pennsylvania ofrece más de 50 cursos de pregrado y grado relacionados con impacto social. La Escuela gerencial de Duke University integró a su currículum central un curso de “Gerencia y el Bien Común” La Escuela de Business de Harvard, tenía 251 alumnos estudiando emprendedurismo social en el 2012. Ahora son casi el triple 600. En Stanford el porcentaje de graduados como MBAs tomando trabajos vinculados con impacto social o abriendo sus propias empresas en la materia fue el 19% en el último año, cuando era solo el 8%, 4 años atrás.
Los estudiantes están atraídos por lo verde, y las causas sociales. Asimismo hay una vigorosa búsqueda en el mercado laboral de especialistas en ESG. Según McKinsey las inversiones sustentables, y de impacto crecieron un 68% entre el 2014 y el 2019. El MIT considera qué las empresas necesitan ESG para abordar los aspectos financieros de proyectos de energías renovables, identificar los riesgos que significa el cambio climático, analizar las exposición de las empresas a los mismos. Ilustrando la demanda por estos especialistas de nuevo cuño, una prestigiosa reclutadora de personal en estas áreas, ACRE señala que el 70% de las posiciones que llenó en los últimos 3 años fueron para trabajos recién creados. P@C afirma que va a crear 100,000 puestos de trabajo en los próximos 5 años, la mayoría dedicados a los riesgos del cambio climático y la sostenibilidad. Destaca que no hay suficientes analistas preparados en ESG para atender la demanda existente.
No se trata solo de conseguir buenos salarios, sino el profundo atractivo de trabajar para empresas “con causa”. Un estudio de Yale sobre 2000 estudiantes de 29 escuelas de gerencia encontró que el 51% dijeron que aceptarían un salario menor, por trabajar para una empresa medioambientalmente responsable. En Stanford 1/3 de todos los estudiantes del MBA se inscribieron en el club dedicado a empresas ESG.
Es muy sugerente el caso de P@C. Está entrenando a gran parte de su staff, incluyendo auditores, consultores gerenciales, y asesores fiscales en los desafíos que el cambio climático plantea a sus clientes en los próximos años. En países como los latinoamericanos operaciones en dirección del bien común como el cambio de obras por impuestos, o la preservación de reservas naturales en trueque por donaciones de países desarrollados, también requerirán especialistas en sostenibilidad.
El Decano de la Escuela de Gerencia de Columbia University Costis Maglaras se formula una pregunta: ¿ que es lo que realmente transformara las empresas en el futuro?. Sugiere que más que tecnologías como las del manejo de grandes datos será la gestión para encarar el cambio climático.

*Apareció un nuevo libro del autor “Retos éticos de la post pandemia”, El Hombre de la Mancha, Panama.