En la última reunión anual del Foro Económico Mundial de Davos en Suiza, alrededor de 3.000 líderes del sector público y privado, alcanzaron un importante consenso básico acerca de la necesidad de responder a una crítica pregunta:
¿Cómo diseñar, y construir rápidamente, una arquitectura institucional más adecuada para continuar adelante con la inevitable globalización que se deriva de la dinámica e impactante cuarta revolución tecnológica?
Todas las instituciones globales actuales fueron creadas en las post guerras mundiales, a mediados del pasado siglo XX y ya han cumplido con su objetivo que si bien fueron muy importantes, resultan menores, en términos relativos, a los que hoy ya están ocurriendo y a los que muy pronto ocurrirán.
Por ejemplo la canciller de Alemania, Ángela Merkel, propuso crear un organismo multilateral, a modo de una «OTAN tecnológica», que aborde las nuevas cuestiones de la ciber seguridad, el big data, la inteligencia artificial y la biotecnología.
En un interesante artículo de Castor López, Presidente Fundación Pensar Santiago afirma que “Probablemente nuestra condición de contemporáneos con los sucesivos, rápidos y muy relevantes cambios que atravesamos casi a diario, nos está impidiendo una mejor perspectiva y una más completa visión de las transformaciones ocurridas y del desarrollo ya logrado”