La evolución del salario real está determinada por la interacción de dos variables, el salario nominal y la inflación. El salario real se reduce cuando, tal como viene ocurriendo en los últimos tiempos, el salario nominal crece por debajo de la inflación y, por lo tanto, el asalariado pierde capacidad de compra.
Según un informe de INVENÓMICA, el salario real de los trabajadores del sector privado registrado en 2020 se comprimió cerca de un 5% respecto al año previo.
Es la tercera contracción anual consecutiva, y tomando el período 2012-2020 la baja acumulada es del orden del 25%.
Este ajuste acumulado a la baja en la capacidad adquisitiva de los salarios es superior al verificado en 2002 en tiempos de la salida de la convertibilidad (17%). La lesión en el salario real es más notoria aún en los empleados no registrados y en los públicos.

Y lo peor es que no parece haber encontrado su piso.
La presión alcista reciente y proyectada en los precios de los alimentos y los de sectores con tarifas que están a la espera de una recomposición conforman una realidad compleja para el 2021, que no permitirá a los asalariados recuperar parte del terreno perdido.
La imposibilidad de frenar la inflación y las soluciones asociadas a la devaluación del peso demostraron no tener un resultado positivo en términos de crecimiento ni de mejora en los ingresos de su población.