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La Inteligencia Artificial invitada estrella a la cena de fin de año. Por la Dra. Ana Lamas

Le pediría al lector que imagine una reunión familiar o de amigos que conversan animadamente alrededor de la mesa para recibir el 2025 y de pronto irrumpe la Inteligencia Artificial (IA) como una autoinvitada inesperada. Llega sin avisar, entra sin pedir permiso, con total libertad se bebe todo el champagne y de repente comienza a bailar sobre la mesa. Al principio, todos están impresionados por sus movimientos ágiles y precisos, parece una gacela, más hermosa que la natural, pero pronto se dan cuenta que su ritmo empieza a ser monótono, no sonríe y tampoco se interesa por conocer a los invitados. Y en un momento todos los presentes quedan perplejos sin saber qué hacer cuando pasa raudamente muy cerquita del inmenso árbol de navidad mientras la mayoría piensa que se desparrama por el piso…Y la pregunta que dejo flotando es ¿la aceptan o la invitan a salir de la casa?… Parecida a esta metáfora es la que muchos de nosotros vemos en la IA:  por momentos fascinante, mágica, prodigiosa pero también perturbadora, invasora, fría y desconcertante… ¿Qué sucede cuando entra sin invitación?… Se acerca sigilosamente sin que nadie lo advierta. Y luego del encanto inicial ¿no la sentimos como una amenaza para nuestra privacidad y para nuestra seguridad, como si fuera un invitado que revela secretos personales bien guardados? Y entonces, ¿qué …?

Podría ser que, en la fiesta, esa invitada mostrara los sesgos como si fuera un DJ que solo reproduce temas musicales de un solo género. Y hasta podría tomar decisiones que afectaran la vida de las personas sin una segunda opinión, sería algo así como un conductor que toma un camino peligroso sin mirar el mapa. Pero, si logramos incluir y controlar a la autoinvitada estrella, podría aportar vida a la fiesta.  Y si también actuamos y pensamos como la que nos promete en el año nuevo revolucionar la salud, la educación y la industria, como un maestro que enseña a bailar a todos los invitados nuestra percepción se podría volver ambitópica[1]. Podría ayudarnos a resolver problemas complejos y mejorar la eficiencia, como un asistente que organiza la fiesta cuidando los detalles. Y hasta con la inteligencia artificial explicable (XAI)[2] y la IA sostenible, podríamos asegurarnos de que nuestra invitada estrella sea transparente y respetuosa con el medio ambiente sin que avasalle nuestros valores humanos.

En el relato anterior intento explorar y reflexionar cómo podríamos aprovechar el potencial de la IA sin dejar que “se nos escape de las manos”. ¿Cómo asegurarnos de que nuestra autoinvitada estrella sea más una bendición que una maldición? La respuesta está en entender sus riesgos y oportunidades que caminan en forma conjunta, cambiante y disincrónica[3], y en trabajar juntos para crear un equilibrio dinámico donde la IA sea una herramienta para mejorar nuestra vida, no para arruinar la fiesta. ¿Cómo podemos hacerlo?

Ya señalaba Bruno Latour en 2008 la necesidad de un ensamblaje tecno-social, es decir la necesidad de colaboración entre humanos y máquinas. Por ejemplo, en el ámbito de la salud, la IA puede ayudar a los médicos a diagnosticar enfermedades más precisa y rápidamente, mientras que los humanos podrían proporcionar la empatía y el juicio clínico necesarios para tomar decisiones informadas. Ni qué decir en la educación y la capacitación. La IA puede ayudar a personalizar la enseñanza para cada estudiante, adaptándose a sus necesidades y ritmos de aprendizaje. Y los humanos podrían proporcionar la guía y el apoyo necesarios para asegurarse de que los estudiantes entiendan los conceptos y desarrollen habilidades críticas, la curiosidad y el interés por generar prospectivamente escenarios posibles. En la industria, la IA puede ayudar a optimizar procesos y mejorar la eficiencia, liberando a los humanos de rudos esfuerzos para enfocarse en tareas creativas y estratégicas. Por ejemplo, en la manufactura, la IA puede ayudar a predecir y prevenir fallos en las máquinas, mientras que los humanos pueden trabajar en el diseño y la innovación de nuevos productos y/o a su vez corregir los yerros que aparecen en la misma IA. En el ambiente natural puede ayudar a resolver problemas complejos y mejorar la sostenibilidad. Por ejemplo, puede ayudar a monitorear y predecir cambios climáticos, mientras que los humanos pueden trabajar en desarrollar soluciones políticas y tecnológicas para mitigarlos.

Para lograr esto, deberíamos:

– Invertir en educación y capacitación en IA y tecnologías relacionadas.

– Fomentar la colaboración entre industrias y otros sectores productivos para desarrollar soluciones innovadoras.

– Establecer regulaciones y estándares éticos para el desarrollo y uso de la IA.

– Promover la diversidad y la inclusión en el desarrollo de la IA para asegurarnos de que refleje los valores y necesidades de la sociedad.

Todo lo antedicho nos impone pensar en una nueva geopolítca de la educación y del trabajo que continuaremos analizando en otras entregas.

Finalmente, a través de la colaboración, podemos asegurarnos de que nuestra invitada estrella, sea una herramienta más que se agrega a nuestra vida cotidiana y no la solución de los problemas. La solución es la humanidad, dijo  Nicholas Carr. En este nuevo año, comprometámonos a utilizar la IA para amplificar nuestra humanidad, no para reemplazarla. ¡Feliz año nuevo!».


[1] Concepto desarrollado en la newsletter del mes de noviembre. Distop-IA  o Utop-IA.

Un vistazo desde la ambitrop-IA al futuro de la Inteligencia Artificial, en tanto se considera que no es prudente analizar la IA desde posturas binarias y estáticas, sino que pueden existir tantos grises o posiciones intermedias como extremos que conviven en un constante y cambiante dinamismo. https://elobservatoriodeltrabajo.org/distop-ia-1-o-utop-ia-un-vistazo-desde-la-ambitrop-ia-al-futuro-de-la-inteligencia-artificial-por-la-dra-ana-lamas/

[2] XAI. Conjunto de procesos y métodos que permiten a los usuarios humanos comprender y confiar en los resultados y productos creados por algoritmos de aprendizaje automático.

[3] Disincrónico hace referencia al tiempo espacio en donde transcurre la vida que no es ni asincrónico ni sincrónica sino que es aleatorio y en eterno presente.

Autora:

Ana María Lamas. Dra. En Filosofía y Educación (Madrid)

Posdoctoral en Educación a Distancia (México).

Posgrado Especializado en Periodismo y Ciencias de la Información (Santander).

Lic. en Ciencias de la Educación (UBA).

Premio “Excelencia Educativa” por Cámara de Comercio Mercosur.

Actualmente es:

Directora del Diplomado en Inteligencia Artificial en SSyO en IAS Instituto Argentino de Seguridad

Evaluadora concursada del Programa de Internacionalización de la Educación Superior Y Cooperación Internacional

Conferencista Internacional

Publica  papers, libros, artículos en revistas académicas y de divulgación científica.

Directora de proyectos de investigación en organizaciones intermedias y alumnos de posgrado.  

Columnista en radios y en la newsletter OdT.

Cargos anteriores

Fue Directora de la Lic. en Periodismo de Universidad Maimónides, docente de UBA y otras universidades argentinas y extranjeras en grado y posgrado.

Contenidista en el Programa Erasmus Mundus de la Unión Europea para la educación a distancia.  

Fue fundadora y madrina de FM Peregrina. Subdirectora de Educación de la Municipalidad de General Villegas.

[email protected]

LinkedIn: Ana Lamas

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