Recursos Humanos, Reservorio, Salud, Ubicación 2

La salud integral del trabajador es un derecho humano. Por el Investigador Superior CONICET Dr. Julio César Neffa

Con los cambios que se han producido desde hace 50 años en el modo de producción dominante, surgió un nuevo paradigma productivo, que cambió las formas de organizar las empresa, la producción y el trabajo. Y estos cambios repercutieron sobre la salud y la vida de los trabajadores.

Para hacer frente a la caída de las tasas de ganancia las economías de los países capitalistas industrializados primero, con repercusiones sobre el resto de los países, aplicaron políticas inspiradas en el consenso de Washington que transformaron el mundo cuando aumentaban el desempleo, la inflación y se estancaba la economía: las privatizaciones de empresas públicos y de los sistemas de seguridad social, la apertura de las economías para disminuir el stock acumulado de mercancías debilitando el sector industrial de los importadores y provocando la mundialización ampliando la dimensión del mercados, la financiarización que con sus altas tasas de ganancia atrae inversiones y debilita la economía real, la desregulación de los mercados de bienes y servicios quitando supremacía al Estado, y las reformas laborales para vulnerar la estabilidad, instaurar la precariedad, reducir el costo salarial y los costos laborales. Esas restricciones estimularon una competencia exacerbada y las empresas se vieron obligadas a reducir sus costos, sobre todo los variables, recurriendo a la subcontratación, la tercerización y la deslocalización de las empresas para exteriorizar los riesgos y reducir la talla de las empresas debilitando las organizaciones sindicales. Por otra parte la introducción del cambio científico y tecnológico permitió reducir y controlar la carga física de trabajo, pero en cambio aumentó la carga psíquica (aspectos afectivos y relacionales) y la carga mental. Se produce así un cambio importante en los procesos de trabajo, y si bien siguen existiendo los dolores y lesiones corporales, así como los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, lo que aumenta en mayor proporción es el sufrimiento, que es de otra naturaleza, y aunque está invisibilizado impacta sobre lo que es mas profundo del ser humano. Esto desplazó poco a poco el centro de atención y progresivamente las reivindicaciones sindicales se dirigen también a controlar las exigencias psicológicas de las empresas, a tener un mayor margen de autonomía y poder de decisión para ejecutar las tareas, a reducir la intensidad del trabajo y no solo pedir una mayor recompensa monetaria sino también un reconocimiento moral y simbólico por la calidad y compromiso aportado, a generar dentro de las organizaciones un clima laboral de mayor apoyo social y técnico. Cada vez mas los trabajadores toman conciencia de que su actividad es mucho mas rica que el trabajo prescripto que se les impone y que su necesaria creatividad para resolver problemas y hacer frente a incidentes, no es recompensada ni reconocida. Y que para soportar estas nuevas exigencias que provocan sufrimiento, los trabajadores movilizando sus dimensiones psíquicas y mentales deben adoptar estrategias defensivas tanto individuales como colectivas, para negar, subestimar o no pensar permanentemente en los riesgos para su salud que deben afrontar, dejando de lado las medidas de prevención y quedando propensos a sufrir accidentes. El ejemplo más dramático de esta estrategia defensiva se observa entre los trabajadores de la construcción, cuyos muertos por accidentes llegan a ser casi la mitad del total del país 

La consecuencia de estos cambios en el contenido y la organización del proceso de trabajo es una profunda sensación de sufrimiento, que dificulta la mejora de la productividad y de la calidad, aumentan el ausentismo, los conflictos interpersonales, los pedidos de cambios de lugar de trabajo. Y a nivel macroeconómico aumenta las presiones para incrementar el presupuesto de los sistema de salud y de seguridad social. Las depresiones prolongadas, y el burnout aparecen ahora como problemas de salud cada vez mas frecuentes. 

Eso ha suscitado en Europa la necesidad de investigar las causas de esos sufrimientos y el Prof., Michel Gollac con sus colegas formularon la década pasada un modelo de análisis pluridisciplinario que toma en cuenta varios ejes, para tener una visión integrada y de conjunto: 1) las exigencias, la intensidad, los riesgos del medio ambiente de trabajo a los que se está sometido y la duración y configuración del tiempo de trabajo, 2) las exigencias requeridas para controlar las emociones inherentes al trabajo (tener miedo, negar u ocultar los problemas, mentir, esconder información, fingir, etc.), 3) la posibilidad de tener un margen de control y de autonomía durante la ejecución del trabajo y no quedar víctima de la división social y técnica del trabajo impuestas por Taylor y Fayol que restringen su libertad, 4) las relaciones sociales y de trabajo en empresas  y organizaciones que pueden ser conflictivas y dar lugar al hostigamiento, el acoso sexual, la violencia física y verbal, el agotamiento emocional (burnout), o adicciones a las drogas o al alcohol como una forma de compensar la falta de satisfacción en el trabajo, todo lo cual que ha inducido muchas veces al suicidio, 5) los conflictos éticos y de valores que provocan sufrimiento cuando los trabajadores tienen la obligación de hacer cosas con las cuales no están de acuerdo o que estan en franco desacuerdo con sus principios y escalas de valores (por ejemplo: despedir personal de manera injustificada, no hacer un trabajo de calidad porque hay que apurarse, aumentar de manera injustificada los precios de los productos), 6) el desempleo o las amenazas de sufrirlo, sentir incertidumbre frente al futuro, dificultades para lograr una promoción dentro de la organización, tener un trabajo no registrado o de carácter precario que vulneran sus derechos y la autoestima. Hemos utilizado este enfoque teórico con muy buenos resultados en nuestras investigaciones. Y hemos aprendido.

Lo novedoso de este enfoque y que ha sido verificado por estudios epidemiológicos es que dada interrelación existente entre todas las dimensiones del ser humano, los riesgos psicosociales no solo provocan sufrimiento sino que condicionan o predeterminan enfermedades que con el tiempo se reflejan en el cuerpo: el infarto del miocardio, los ACV, las úlceras, perturbaciones del sueño y del humor, trastornos músculo esqueléticos entre otros, cuyas causas hasta nuestros días estaban invisibilizadas.  Estos riesgos impactan sobre todo el colectivo de trabajo, no son riesgos naturales para todos los que trabajan, no son ineliminables e imposibles de prevenir. Para curarlos la solución tradicional era solicitar el apoyo de psicólogos o psiquiatras para apoyar a los trabajadores considerando que son flojos o débiles, con poca capacidad de resistencia y adaptación.

Pero pensamos que para prevenir estos riesgos hay que curar al trabajo, es decir cambiar el contenido y la organización del proceso de trabajo.

La OIT acaba de adoptar este año el Convenio Nº 190 sobre los Riesgos Psicosociales en el Trabajo que abre una nueva etapa. Otros países como Chile, Colombia y México ya han adoptado normas que van en la misma dirección. La solución de fondo en nuestro país debe ser adoptar una Política de Estado para ratificar los convenios internacionales del trabajo, adaptar la legislación existente que está desactualizada y solo se ocupa del cuerpo. La Ley de Accidentes de Trabajo y la Ley de Riesgos del Trabajo (Compañías privadas de seguros que buscan la obtención de ganancias) han quedado desactualizadas porque tratan de compensar con dinero los daños ya acaecidos en los cuerpos y no invierten mucho en la prevención, no reconocen el impacto de las malas condiciones y medio ambiente de trabajo, ni de los riesgos psicosociales en el trabajo sobre todas las dimensiones del ser humano. 

En Argentina, las nuevas autoridades tienen el desafío de enfrentar estos factores de riesgo que han hecho, y van a hacer, muchos daños sobre las personas, las empresas, la sociedad y el gasto público. Antes de que sea demasiado tarde….

Para prevenirlos se deben constituir, como propone la OIT, los comités mixtos de salud seguridad y condiciones de trabajo para permitir que, conjuntamente con los empleadores, los trabajadores de empresas y organizaciones participen en la identificación  y medición de los riesgos y aporten soluciones y políticas de prevención, contando con el apoyo de las Universidades, el CONICET y los demás organismos del complejo científico argentino para la formación e información de todos los trabajadores y no solo los asalariados. 

Doctor Julio César Neffa .
Investigador Superior del CONICET .
juliocneffa@gmail.com

Previous ArticleNext Article

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *